Él no recuerda quien ha sido.
No recuerda como ha muerto.
Ni cuantas veces.
Él es Fénix, y está durmiendo.
1985
Se ha despertado tarde, por no haber puesto su despertador.
Martin confió demasiado en su persona, y debido a ello ha llegado tarde a
clases.
Él es Fénix y está despertando.
Pasa sus días como sombra del mundo. Nunca visible por la
oscuridad que habita en la Tierra. Su amada lo engaña, sus amigos lo
traicionan, su familia lo olvida.
Él es Fénix y está furioso.
Martín le tiene miedo a muchas cosas, y una de ellas es la
soledad.
Morir solo nunca ha sido una opción.
Morir no es posible.
Ha vivido antes del tiempo, ha visto al cielo arder por el
fuego. Su fuego. Ha amado y a perdido más veces de las que un hombre puede
soportar.
Él no es un humano, pero ha fingido ser uno por tanto tiempo.
Que se ha convertido en hombre.
Él es Fénix alábenlo.
Martín deambula entre los pasillos de una tienda, mirando
incesante el reloj. No ha llegado, de nuevo. Ella ya no lo ama, pero se niega a
admitirlo. Se niega a estar solo. Entre los pasos vacíos aparece un hombre.
Histérico y cegado apunta su arma, vacía la caja, vacía los bolsillos de las
personas. Martín no tiene nada que perder, unos billetes, un reloj; nada de eso
tiene importancia.
Él es Fénix y está muriendo.
Una niña inicia a llorar, el hombre le grita. Sus sollozos
aumentan.
Largarte, simplemente lárgate. Piensa Martín mientras que el
sujeto apunta su arma a la niña. Vete, no hagas que despierte. Se susurra.
¿Quién? Se pregunta.
Martín se abalanza contra del hombre. El arma es disparada.
Él es Fénix y está agonizando.
Arrastra sus pasos, mientras que el criminal huye horrorizado
por lo que hizo. Martín sale tambaleando. De su vientre se desliza una fina
corriente de sangre. Las personas lo miran, pero no lo ayudan. Cae al
suelo.
Él es Fénix y está muerto.
Todos gritan, todos lo alaban en sus adentros. Se levanta, está
en llamas. Él grita, su fuego no lo quema. El dolor de tantas vidas
pasando ante sus ojos lo hacen chillar. Su ropa se desprende entre las llamas.
Su fuego es violeta y viene desde su interior. Su piel se vuelve polvo y él se
levanta. Su carne se vuelve cenizas y él los observa.
Piensa en su amor. Recuerda a quienes ha olvidado. Lamenta haber
confiado.
Las personas huyen. Un esqueleto en llamas los observa.
Él es Fénix y ha vivido antes del tiempo.
Él no puede morir.
Él es Fénix y traerá la anarquía.
De entre las llamas sale un hombre desnudo.
Él es Fénix y ha despertado.
Deambula entre los pasillos de la escuela. Todos tienen miedo,
aun que no saben de qué. Fénix mira a las personas que lo atormentaron. Fénix
mira a su traidor. Entran al baño juntos.
Le pregunta, porque lo ha hecho. ¿Por qué le ha quitado a la
persona que amaba? El traído finge demencia, pero tiene miedo. Tiene más miedo
que nunca. No le teme a Martín le teme a ESO, lo que está en el lugar de su
amigo.
Él es Fénix y no conoce la piedad.
El fuego lo quema, desde su interior. Las llamas salen de sus
ojos, de sus oídos, de su boca. Fénix lo está matando. Fénix se está vengando.
El traidor cae hecho cenizas al suelo.
Él es Fénix, témanle.
Deambula en los pasillos, como una luz. Iluminando la oscuridad
de la Tierra. Su voz es melodiosa, pero la gente huye. Tienen miedo, Fénix se
está vengando. Fénix a matado ya a un puñado de personas. En la escuela suena
una alarma de incendios, todos se alejan de aquel ser.
Su viejo amor lo detiene. Esta parada frente a él gritándole,
suplicándole, que pare. El hombre que amas está muerto, responde. Ella
implora que vuelva Martín le tiene miedo a Fénix. Él, sólo le dedica una
mirada de desprecio. Yo no soy el hombre que amas, susurra mientras se
desvanece en el aire como polvo.
Ella no entiende, tarda en comprender. Y cuando lo hace, corre.
Corre con el miedo tapándole la garganta y al entrar al baño de hombres, lo
encuentra. Encuentra a su amante hecho polvo.
Él es Fénix, y es justo.
La policía rodea la escuela. No quieren entrar, tienen miedo.
Eso, les da miedo, aunque no lo sepan. No se trata de un tiroteo, no se trata
de un muchacho que se a desquiciado. Él a despertado, y él los puede matar con
solo desearlo.
Le tienen miedo a la muerte, la idea de que todo lo que fuiste
se esfume en un instante, es aterradora. No abra importado nada; ni quien saco
mejor calificación en un examen, ni quien tuvo la mujer más bella. Morir es
igual para todos. Todos morimos solos. Es lo que teme Fénix.
Fénix sale por la puerta delantera. Los oficiales apuntan sus
armas, pero no pueden jalar el gatillo. Fénix los observa y camina hacia ellos.
Inconscientemente retroceden. No lo entienden, por eso le temen. Nunca lo
entenderán, él ha existido antes de que se creara la comprensión misma. Él ha
existido antes que el tiempo. Y antes que la vida existiera, él ya era
inmortal.
Un policía dispara, la bala atraviesa a Fénix sin herirlo. Otro
lo imita, Fénix no es herido. Todos inician a disparar. Fénix camina con calma
y con movimientos de las manos prende en llamas a sus agresores. Que arden sin
explicación lógica.
Combustión espontanea.
Él es Fénix, huyan de él.
Un oficial se postra a sus espaldas y dispara. La bala no
es vista por Fénix. La bala le mata.
Fénix cae envuelto en fuego, al suelo. Todos admiran
horrorizados como su piel se desintegra, como su carne se vuelve polvo y como
sus huesos se transforman en cenizas.
El silencio es roto por un llanto.
Él es Fénix y cuando muere reencarna.
Él es Fénix y cuando muere, duerme.
Martín fue solamente el sueño de Fénix.
Los sueños de Fénix acaban cuando están a punto de morir.
Y es entonces cuando Fénix despierta.
Fénix está dormido. Un nuevo sueño a nacido.
El infante recién nacido se retuerce entre las cenizas de Fénix.
Nadie sabe qué hacer.
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